En 7 y 70 desde hace unos 90 años los vecinos del barrio conviven con esta Farmacia, que si bien ha ido cambiando de dueños, mantiene la esencia de su fundador.

“La historia de la Farmacia la empezó mi abuelo, que también se llamaba José Puriccelli. Él había estudiado en la Universidad de La Plata la carrera de Química y luego el Posgrado en Farmacia. Esto fue alrededor del año 1920. Después que se recibió, instaló su Farmacia, que se llamaba La Plata, en las calles 7 y 70, en lo que sería la esquina norte de las cuatro ochavas. Al tiempo de estar ahí, la traslada cruzandola de calle a la esquina oeste”,  comienza relatando su actual dueño, Tato Puricelli.

“En el año 1964, tres meses antes de mi nacimiento, fallece mi abuelo. En esa época, la Farmacia tenía una reglamentación distinta a la actual. Hoy podes poner un Farmacéutico, hacer una sociedad en comandita y seguir trabajando. En ese tiempo, en tres años en el que se tramitaba la sucesión había que vender la Farmacia, por lo que mi abuela y mi papá toman la decisión de vender y la compra una persona  de apellido Frenkel quién un tiempo después compra la esquina sur y la traslada nuevamente”, continúa.

Los años hasta volver a la familia

Los Frenkel mantuvieron la Farmacia en el barrio, hasta que decidieron irse a vivir a Israel. Pero antes le vendieron el establecimiento a  un  señor apellidado Bazán. Así, la Farmacia de los Puricelli transitó sus años esperando volver a la familia.

Mientras tanto, Tato terminó la secundaria y empezó a definir su futuro profesional. “Yo primero me anoté en la Facultad de Ingeniería, estuve dos años cursando y después me cambié a Farmacia por una iniciativa que en realidad era de mi hermano”, cuenta sobre el azaroso comienzo de su carrera.

“Cuando me recibo, en octubre de 1981, pongo mi Farmacia en 5 y 74 y unos 3 años más tarde los Bazán empezaron a tener problemas económicos hasta que tuvieron que cerrar la Farmacia”, describe, y agrega “fue ahí cuando yo, que vivía en el barrio y que tenía el local de la antigua Farmacia de mi abuelo pedí el traslado y la prioridad y pude trasladar mi Farmacia”.

Esto sucedió en el año 1988. Es decir que ya hace 32 años que los Puricelli volvieron al barrio. Como los segundos dueños, el local se encuentra ubicado en la esquina sur, haciendo diagonal con el lugar donde había empezado. Por eso se dice que de las cuatro esquinas de 7 y 70, solo en una no estuvo radicada.

Nueva etapa, la misma tradición

“Cuando me mudé a esa esquina yo tenía 34 años, y mi abuela que aún vivía tenía 84 años, y ella todos los días agarraba la escoba y barría la vereda. Pero en realidad lo que hacía era ponerse a charlar con la gente, que la conocía en el barrio y por la Farmacia que habían tenido durante 25 o 30 años con mi abuelo”, recuerda.

“Entonces yo también empecé a atender a personas que  eran pacientes de mi abuelo.  Muchas veces me ha pasado que viene alguien y me comenta que ellos venían a la Farmacia cuando estaba él. Además, en esa época era todo muy distinto. Los medicamentos se preparaban en su mayoría. Igualmente, yo en la actualidad sigo elaborando algunos preparados en mi Farmacia porque hay que seguir resguardando la esencia de la profesión”, asegura.

“Para mí, el trabajo en la Farmacia es muy importante y gratificante porque el medicamento es algo que la gente necesita y entonces la prioridad es conseguirlo para ese paciente. El acto profesional en la dispensa es lo fundamental y nosotros debemos solucionar las necesidades a cada uno”, explica Puricelli.

“En mi Farmacia, cuando empecé estaba solo y yo atendía al público, limpiaba los pisos, acomodaba el pedido, llamaba a la droguería, liquidaba obras sociales, hacía todo… Hoy en cambio, fue creciendo y tengo unos catorce empleados, lo que nos permite trabajar  mejor”, cuenta, mientras agrega “yo sigo trabajando en la Farmacia, en la parte administrativa, pero ahora también cuento con la ayuda de mi hija, que ya se recibió de Farmacéutica y que va a ser quien continúe con la tradición familiar. Sin embargo, ella además le agrega un plus, porque también estudió la Licenciatura en Cosmética y eso le da muchas  posibilidades de trabajar más en el laboratorio y que la Farmacia ahora tenga su impronta”.

Otra faceta

En paralelo a su trabajo en la Farmacia, Tato Puricelli, comenzó a transitar por diferentes instituciones ligadas al mundo Farmacéutico.

“Mi vinculación con la política y la defensa de la profesión es absolutamente fortuita. Vino de la mano de un gran dirigente de La Plata como fue Pipo Lissa que tenía su Farmacia cerca de donde yo vivía cuando era estudiante y que por ese motivo siempre lo frecuentaba”, recuerda.

“Cuando me recibo, Pipo me invita a participar de las actividades del Colegio. Yo venía de oyente, escuchaba a esos dirigentes inalcanzables. En algún momento empecé a meter algún bocadillo y principalmente a estar en el día a día. Así hasta que me hicieron parte de la Comisión de AMFFA y empecé a trabajar activamente. Una situación similar se dio en CAFAR”.

“Acá nuestro objetivo y Leitmotiv es darles salud a los Farmacéuticos, porque para nosotros un Farmacéutico es un Colega, es un par, es una persona con la que hemos estado compartiendo. No es un número. Es el Farmacéutico fulano de tal”, finaliza.